A. Lee el
siguiente texto y responde a las preguntas que se te formulan a continuación:
Es
patente que la precisión de nombrar realidades nuevas constituye la primera
causa para prohijar neologismos. Pugnan para ello dos soluciones: la
hispanización o el simple empleo de extranjerismos. La primera se ve favorecida
cuando el término ajeno admite un fácil acomodo fónico. O cuando se presta al
calco, como fue el caso de “cuarto de estar”, “fin de semana” o “vestidor”, cosas,
todas ellas, que nuestra sociedad ha reclamado como suyas por necesitarlas como
mejoras de su vivir. No digamos nada de la “luna de miel”.
Se
conserva, en cambio, el vocablo de origen cuando no es fácil su sumisión a la
fonología y fonética propias. Ahí están rondado desde hace muchos decenios, sin
que reciban la bienvenida oficial, vocablos como “sándwich” o “croissant”,
porque no se sabía cómo transcribir la pronunciación que les damos sin que
ofendiera a los ojos. Y, sin embargo, son del todo necesarios, y no menos
legítimos que “jardín” o “botón”, antiguos galicismos.
Pero
el idioma no se detiene ante estas cuestiones cuando precisa un vocablo. Si la R.A.E.
no las admite, ello obedece a criterios que tendrá que revisar más pronto que
tarde; ya que si, por una parte, se decidió a hispanizar, con e- protética,
palabras como “estándar”, “eslogan” o “esplín”, no ha hecho lo mismo con “stop”,
“spot” o “slip”, porque se resiste a que tales consonantes finales rematen
palabras españolas. Sin embargo, los hablantes, incluidos los académicos, no
les hacemos ascos, porque son indispensables. Hispanizó “clip” como “clipe”,
adelantándose esta vez en exceso, porque es probable que ningún hispanohablante
haya escrito o dicho jamás “clipe” o “clipes”. Parece que el camino no lleva
muy lejos”
“El
dardo en la palabra” de Fernando Lázaro Carreter.
1.
Escribe un resumen.
2. Explica
si el estilo del texto corresponde al nivel culto, coloquial o vulgar de la
lengua. Justifica tu respuesta aportando rasgos lingüísticos.
3. Señala
qué funciones del lenguaje están presentes en el texto. Justifica tu respuesta
aportando rasgos lingüísticos.
B. Lee el siguiente texto y responde a las preguntas que se te formulan a continuación:
1. Escribe un resumen.
B. Lee el siguiente texto y responde a las preguntas que se te formulan a continuación:
“O sea, qué palo, colega, el cacharro no
venía ni de coña. Y yo que llegaba tarde al curre. Y luego, qué alucine, qué
pasote, iba lleno cantidad. Y me veo, o sea, un chorbo cantidad de pirao, con
un sombrero cutre, mangui perdido. Y de pronto le dice a un pringao que lo
estaba pisoteando, el muy plasta, que le había dejao el pie chungo. De pena,
colega. Jo, qué demasiao, qué fuerte. ¡No veas! Y en pleno mosqueo, el tío le
da el corte, pasa total y se larga a sentarse a toda hostia”
1. Escribe un resumen.
2. Explica si el estilo del texto corresponde al nivel culto, coloquial o vulgar de la lengua. Justifica tu respuesta aportando rasgos lingüísticos.
3. Señala qué funciones del lenguaje están presentes en el texto. Justifica tu respuesta aportando rasgos lingüísticos.
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