miércoles, 5 de febrero de 2014

RENACIMIENTO


  Conocemos como Renacimiento el período de la historia europea que comprende, fundamentalmente, el siglo XVI, aunque no se pueden establecer con exactitud sus límites cronológicos, ya que estos varían en los diferentes países en que se desarrolló. Por ejemplo, muchos rasgos del Renacimiento nacen ya en la Italia del siglo XIV; en cambio, es tardío en Inglaterra, donde se inicia bien entrado el siglo XVI.


  El Renacimiento supuso una nueva forma de concebir el mundo. Fue una etapa de cambios profundos en numerosos ámbitos de la vida: política, economía, religión, cultura, arte, ciencia, etc. Todas estas transformaciones fueron paralelas al desarrollo del Humanismo, movimiento que reforzó el cambio de mentalidad al situar al individuo en una posición de dignidad dentro de un mundo que pretendía conocer y disfrutar (se pasa del teocentrismo medieval al antropocentrismo renacentista). Los humanistas entienden que solo en la época clásica el hombre había sido la medida de todas las cosas y en él se centraban las manifestaciones de la cultura; de ahí que se apliquen a la tarea de recuperar y propagar a los autores clásicos,a los que toman como modelos. Se fomenta el aprendizaje del latín y del griego y, a la vez, se propugna la dignificación de las lenguas vulgares. Fueron destacados humanistas Francesco Petrarca, Elio Antonio de Nebrija y Francisco Sánchez de las Brozas.
                                                   


1. En lo político, se debilita el sistema feudal, característico de la Edad Media. El debilitamiento de la nobleza rural se corresponde con un fortalecimiento del poder real: surgen así monarquías fuertemente autoritarias y se crean los grandes Estados modernos.

2. Crecen las ciudades y se afianza la clase burguesa, de modo que se potencian las actividades industriales y comerciales, y cobra gran importancia el dinero como valor de cambio. Paulatinamente la nobleza, al entrar en crisis el sistema feudal, se va haciendo cortesana.

                                 

3. La inquietud intelectual y el ansia por comprender los secretos del mundo incentivan el desarrollo de la ciencia. Se estudia el cuerpo humano y se escruta el Universo: al Renacimiento corresponden el descubrimiento de la circulación de la sangre por Miguel Servet y los estudios astronómicos de Copérnico y Galileo.

                Galilei


4. Se propagan las herejías y adquieren enorme fuerza los movimientos religiosos reformadores, como los encabezados por el holandés Erasmo de Rotterdam y el alemán Martín Lutero.

5. La cultura recibe un fuerte impulso con la invención de la imprenta (siglo XV), la cual propicia la difusión de las nuevas ideas y facilita la alfabetización. En consonancia con el desarrollo del Humanismo, se instauran en las Universidades los studia humanitatis (gramática, retórica, poética, filosofía, moral e historia), acabándose así con el sistema educativo medieval, de base eminéntemente escolástica.

6. El arte renacentista desarrolla una estética basada en el Neoplatonismo, según el cual el mundo es bello porque refleja la belleza de Dios. El amor a la belleza hace al hombre partícipe de la obra divina, es un adelanto en la Tierra de los gozos que nos aguardan en el Cielo. Esta búsqueda de la belleza natural explica las características principales del arte del XVI: equilibrio, armonía, orden, claridad, idealización.En el estilo se busca la "naturalidad artificiosa": un modelo de lengua culto y cuidado, pero sin exceso ornamental ni afectación.

                                      

7. La inquietud del hombre renacentista, junto con el desarrollo del comercio, logra ensanchar las fronteras geográficas. El siglo XVI es la época de los grandes viajes que permiten diseñar un nuevo mapa del mundo: el descubrimiento de América, la exploración de las costas atlánticas e índicas de África, la primera vuelta al mundo completa, los descubrimientos y exploraciones de las islas del Pacífico, etc.

    En resumen, el Renacimiento es un periodo decisivo en la historia de la humanidad marcado por un redescubrimiento de la importancia del individuo en una sociedad que ya no se explica exclusivamente por la fe. En el siglo XVI comenzamos a confiar en las posibilidades de la razón humana, pues el mundo ya no es un mero lugar de tránsito al que venimos a padecer, sino un lugar repleto de posibilidades para el placer y el deleite.

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