1. ESCENA PRIMERA
Teodoro / Tristán / Diana / Fabio/ Octavio
TEODORO: Huye, Tristán, por aquí. TRISTÁN: Notable desdicha ha sido. TEODORO: ¿Si nos habrá conocido? TRISTÁN: No sé; presumo que sí.
Vanse. Sale DIANA
DIANA: ¡Ah gentilhombre!, esperad. ¡Teneos, oíd! ¿qué digo? ¿Esto se ha de usar conmigo? Volved, mirad, escuchad. ¡Hola! ¿No hay aquí un crïado? ¡Hola! ¿No hay un hombre aquí? Pues no es sombra lo que vi, ni sueño que me ha burlado. ¡Hola! ¿Todos duermen ya?
Sale FABIO
FABIO: ¿Llama vuestra señoría? DIANA: Para la cólera mía gusto esa flema me da. Corred, necio, enhoramala, pues merecéis este nombre, y mirad quién es un hombre que salió de aquesta sala. FABIO: ¿De esta sala? DIANA: Caminad, y responded con los pies. FABIO: Voy tras él. DIANA: Sabed quién es. FABIO: ¿Hay tal traición, tal maldad?
Vase. Sale OTAVIO
OTAVIO: Aunque su voz escuchaba,
a tal hora no creía
que era vuestra señoría
quien tan aprisa llamaba.
DIANA: ¡Muy lindo Santelmo hacéis!
¡Bien temprano os acostáis!
¡Con la flema que llegáis!
¡Qué despacio que os movéis!
Andan hombres en mi casa
a tal hora, y aún los siento
casi en mi propio aposento;
que no sé yo dónde pasa
tan grande insolencia, Otavio.
Y vos, muy a lo escudero,
cuando yo me desespero,
¿ansí remediáis mi agravio?
OTAVIO: Aunque su voz escuchaba,
a tal hora no creía
que era vuestra señoría
quien tan aprisa llamaba.
DIANA: Volveos; que no soy yo;
acostaos; que os hará mal.
OTAVIO: Señora...
2. ESCENA SEGUNDA
Diana/ Anarda/ Marcela
DIANA: En efeto, ¿es mi crïado? ANARDA: Sí, señora. DIANA: ¿Quién? ANARDA: Teodoro. DIANA: ¿El secretario? ANARDA: Yo ignoro lo demás; sé que han hablado. DIANA: Retírate, Anarda, allí. ANARDA: Muestra aquí tu entendimiento. DIANA: (Con más templanza me siento, Aparte sabiendo que no es por mí.) Marcela... MARCELA: Señora... DIANA: Escucha. MARCELA: ¿Qué mandas? (Temblando llego.) Aparte DIANA: ¿Eres tú de quien fïaba mi honor y mis pensamientos? MARCELA: Pues ¿qué te han dicho de mí, sabiendo tú que profeso la lealtad que tú mereces? DIANA: ¿Tú, lealtad? MARCELA: ¿En qué te ofendo? DIANA: ¿No es ofensa que en mi casa, y dentro de mi aposento, entre un hombre a hablar contigo? MARCELA: Está Teodoro tan necio que donde quiera me dice dos docenas de requiebros. DIANA: ¿Dos docenas? ¡Bueno a fe! Bendiga el buen año el cielo, pues se venden por docenas. MARCELA: Quiero decir que, en saliendo o entrando, luego a la boca traslada sus pensamientos. DIANA: ¿Traslada? Término extraño. ¿Y qué te dice? MARCELA: No creo que se me acuerde. DIANA: Sí hará. MARCELA: Una vez dice, "Yo pierdo el alma por esos ojos." Otra, "Yo vivo por ellos; esta noche no he dormido, desvelando mis deseos en tu hermosura." Otra vez me pide sólo un cabello para atarlos, porque estén en su pensamiento quedos. Mas ¿para qué me preguntas niñerías? DIANA: Tú a lo menos bien te huelgas.
3. ESCENA TERCERA
Diana/ Teodoro/ Tristán
DIANA: Teodoro TEODORO: (La misma es.) Aparte DIANA: Escucha. TEODORO: A tu hechura manda. TRISTÁN: (Si en averiguarlo anda, Aparte de casa volamos tres.) DIANA: Hame dicho cierta amiga que desconfía de sí que el papel que traigo aquí le escriba. A hacerlo me obliga la amistad, aunque yo ignoro, Teodoro, cosas de amor; y que le escribas mejor vengo a decirte, Teodoro. Toma y léele. TEODORO: Si aquí, señora, has puesto la mano, igualarle fuera en vano, y fuera soberbia en mí. Sin verle, pedirte quiero que a esa señora le envíes. DIANA: Léele. TEODORO: Que desconfíes me espanto: aprender espero estilo que yo no sé; que jamás traté de amor. DIANA: ¿Jamás, jamás? TEODORO: Con temor de mis defetos, no amé; que soy muy desconfïado. DIANA: Y se puede conocer de que no te dejas ver, pues que te vas rebozado. TEODORO: ¡Yo, señora! ¿Cuándo o cómo? DIANA: Dijéronme que salió anoche acaso, y te vio rebozado el mayordomo. TEODORO: Andaríamos burlando Fabio y yo, como solemos, que mil burlas nos hacemos. DIANA: Lee, lee. TEODORO: Estoy pensando que tengo algún envidioso. DIANA: Celoso podría ser. Lee, lee. TEODORO: Quiero ver ese ingenio milagroso.
Lee
"Amar por ver amar, envidia ha sido; y primero que amar estar celosa es invención de amor maravillosa, y que por imposible se ha tenido. De los celos mi amor ha procedido por pesarme que, siendo más hermosa, no fuese en ser amada tan dichosa, que hubiese lo que envidio merecido. Estoy sin ocasión desconfïada, celosa sin amor, aunque sintiendo: debo de amar, pues quiero ser amada. Ni me dejo forzar ni me defiendo; darme quiero a entender sin decir nada: entiéndame quien puede; yo me entiendo."
4. ESCENA CUARTA
Diana / Anarda/ Marcela/ Tristán / Teodoro
[ANARDA y DIANA oyen, escondidas tras una cortina, lo que dicen MARCELA, TEODORO y TRISTÁN]
ANARDA: (¿Desto gustas?
DIANA: Vengo a ver
lo poco que hay que fïar
de un hombre y una mujer.)
TEODORO: ¡Ay! ¡Qué me has dicho de afrentas!
TRISTÁN: Yo he salido ya, con veros
juntar las almas contentas;
que es desgracia de terceros
no se concertar las ventas.
MARCELA: Si te trocare, mi bien,
por Fabio ni por el mundo,
que tus agravios me den
la muerte.
TEODORO: Hoy de nuevo fundo,
Marcela, mi amor también;
y si te olvidare, digo
me dé el cielo en castigo
el verte en brazos de Fabio.
MARCELA: ¿Quieres deshacer mi agravio?
TEODORO: ¿Qué no haré por ti y contigo?
MARCELA: Di que todas las mujeres
son feas.
TEODORO: Contigo, es claro.
Mira qué otra cosa quieres.
MARCELA: En ciertos celos reparo,
ya que tan mi amigo eres;
que no importa que está aquí
Tristán.
TRISTÁN: Bien podéis por mí,
aunque de mí mismo sea.
MARCELA: Di que la condesa es fea.
TEODORO: Y un demonio para mí.
MARCELA: ¿No es necia?
TEODORO: Por todo extremo.
MARCELA: ¿No es bachillera?
TEODORO: Es cuitada.
DIANA: (Quiero estorbarlos; que temo
que no reparen en nada,
y aunque me hielo, me quemo.
ANARDA: ¡Ay señora! No hagas tal.)
TRISTÁN: Cuando queráis decir mal
de la condesa y su talle,
a mí me oíd.
DIANA: (¡Escúchalle!
¿Podré desvergüenza igual?)
TRISTÁN: Lo primero...
DIANA: (Yo no aguardo
a lo segundo; que fuera
necedad.)
MARCELA: Voyme, Teodoro.
TRISTÁN: ¡La condesa!
TEODORO: (¡La condesa!) Aparte
DIANA: Teodoro...
TEODORO: Señora, advierte...
TRISTÁN: (El cielo a tronar comienza: Aparte
no pienso aguardar los rayos.)